Las Criptomonedas están cada vez más de moda; pero los mitos y leyendas que las rodean siguen creando malentendidos y, lo que es peor, confusión y distancia. Para algunos es una auténtica revolución tecno-financiera, mientras que para muchos otros es sinónimo de estafa, especulación, avaricia y malas artes.
Claro, lo nuevo siempre hace que mucha gente levante la ceja y se lance a la conspiranoia. Es el peligro de ver más allá y apostar por el futuro. Y como los hechos a menudo quedan sepultados por mitos, leyendas, teorías peregrinas, cuñadismos y las opiniones de tu suegro que lo sabe todo, vamos repasar las fábulas más famosas sobre criptomonedas, desmontarlas con datos reales y así tendrás una visión del ecosistema cripto basada en hechos y en información, que siempre es la salida más inteligente que el imaginarse cosas.
Primero, ¿por qué hay tantos mitos sobre las criptomonedas?
Bueno… la confusión no es casualidad. Las criptomonedas son una tecnología disruptiva que no vas a poder explicar de manera resumida y breve, como tanto se estila hoy en día. Mira si es disruptiva que en este sentido ataca el corazón de esta sociedad nuestra, tan perezosa, ávida de soluciones fáciles y que se regodea en los titulares explosivos y el sensacionalismo. Las criptomonedas no se pueden explicar en un tweet.
El cripto nace en el momento de mayor auge de la desinformación
Para que no te descorazones, piensa que cuando nació el Bitcoin allá por 2009 incluso los mayores expertos financieros se quedaron más descolocados que tú con el final de El Sexto Sentido. Tomó un tiempo hasta que pudieron digerirlo y entenderlo. Y para más INRI, esto sucede en un momento en que muchos medios buscaban:
- Clickbait (aunque todavía no se le llamaba así), o sea, clicks a cualquier precio aprovechando que cualquier novedad del mundo digital movía hordas de usuarios como orcos en el abismo de Helm.
- Buenas historias (de esas que se supone no se pueden estropear con la verdad) de inversores que se hacían millonarios o lo perdían todo en semanas.
- Ignorar la complejidad técnica que había detrás de lo cripto y de conceptos como blockchain, minería o contratos inteligentes porque eran contenidos demasiado complejos que disparaban el web-bouncing.
El resultado de este cóctel explosivo fue que las patrañas se difundieron más rápido que la información necesaria para comprender qué era una criptomoneda y qué suponía para la cultura económica del nuevo siglo. En realidad, el ecosistema cripto es una de las primeras víctimas de la posverdad, que eclosiono en 2008 junto con la crisis, como si de un huevo de Alien se tratara.
Separemos los hechos de la ficción
Creer en mitos no solo es algo muy del siglo XVIII para atrás sino que afecta al debate público y determina (para mal) cómo usuarios, reguladores e inversores toman decisiones. Así que vamos a aclarar los hechos para:
- Fomentar la innovación responsable.
- Espantar prejuicios y evitar miedos infundados.
- Permitirte, querido lector y futuro cripto-bro, que te acerques al sector con una mirada crítica, abierta pero basada en la información.
Mito n.º 1: Las criptomonedas consumen un montón de energía
Uconsumeixenno de los más cacareados. Por eso está el primero. Resulta que las criptomonedas —especialmente el Bitcoin, claro— consumen tanta energía como la que ha generado la central nuclear de Springfield desde el primer episodio de Los Simpson.
En verdad:
- El Bitcoin requiere una potencia informática significativa para su seguridad, pero no ingente.
- La misma que el resto de sistemas financieros y monedas fiduciarias.
- Además no contempla los costes energéticos relativos al transporte de efectivo.
- Y como colofón, la minería en criptomonedas se está desplazando cada vez más hacia fuentes de energía renovable y localizaciones con excedente de producción energética.
Evidencia: Los más recientes estudios demuestran que el sistema bancario mundial y las redes de pago tradicionales superan con creces el consumo energético de las criptomonedas.

Mito n.º 2: El cripto-minería es inherentemente un desperdicio
Este mito se fundamenta en que la minería tradicional se percibe como algo antiguo, sucio y poco eficiente. Sí, así de tonto. La cripto-minería no solo es una actividad tecnológica basada en la programación sino que además, los pocos recursos que utiliza se emplean de manera “smart” (que in inglés quiere decir algo más que “inteligente”) con soluciones como:
- Buscar ubicaciones para sus servidores con excedente de energía barata; energía que de otros modos se perdería.
- Con proyectos de colaboración con compañías energéticas para equilibrar redes eléctricas o optimizar el rendimiento del gas.
- Monetizando recursos desaprovechados en países con redes inestables (cosa que además revierte en su economía nacional).
Evidencia: En Canadá o Texas, por ejemplo, la minería de Bitcoin se utiliza para estabilizar la red eléctrica en horas de baja demanda
Mito n.º 3: El blockchain no es sostenible
Esta es más bien una leyenda: la tecnología de cadena de bloques es incompatible con la sostenibilidad. Esta leyenda se desmonta por si sola cuando descubres que precisamente esta es la tecnología que se está utilizando cada vez más en iniciativas medioambientales. Por poner algunos ejemplos:
- Para un seguimiento y registro transparentes de las emisiones de CO₂
- Para la trazabilidad y la certificación del origen de las materias primas.
- Para la creación y el control de incentivos económicos en proyectos de energía limpia.
Mito n.º 4: Las criptomonedas se usan para actividades ilegales
Este es quizás el mito más dañino. Seguro que habrás oído más de una y mil veces que las criptomonedas son el “dinero del crimen”. Pero lo cierto es que:
- Menos de un 1% del total de transacciones con criptomonedas es para actividades ilícitas (Chainalysis)
- El crimen organizado utiliza dinero en efectivo precisamente porque es más fácil de ocultar y de mover en el mercado negro.
- Y precisamente el mercado negro es prácticamente impracticable para las criptomonedas porque la trazabilidad del blockchain permite rastrear todas las operaciones sospechosas.
Mito n.º 5: Por ahora, las criptomonedas no tienen ningún valor
Otra que no te sorprenderá ni es la primera vez que la escuchas: una moneda digital no tiene respaldo y, por tanto, no vale nada. Aquí hay que esforzarse un poco en tener claro qué significa “valor” y cómo se genera. Pero un ejemplo no irá al dedillo. Imagina que has tenido tu antigua caja de ritmos Roland 808 guardada en un cajón en casa de tus padres porque, bueno, desde entonces han salido 1000 nuevas cajas de ritmos más modernas. Pues hoy en día, esa antigualla se vende por no menos de 5000€. ¿Por qué? Pues porque hay una serie de factores que le han aportado valor:
- La escasez (quedan muy pocas unidades en el mercado)
- La fiabilidad (es un aparato robusto que lo aguanta todo)
- La usabilidad (las cajas de ritmo más modernas o las de software no permiten un uso tan inmediato y orgánico)
Pues con las criptomonedas pasa lo mismo:
- La creación de Bitcoins está limitada a 21 millones de monedas. Cuando se alcance ese límite, no se emitirán más (a diferencia de la moneda en papel cuya emisión, bytheway, es lo que acaba generando inflación y jodiéndote la economía doméstica).
- La configuración de sus protocolos de encriptación y su anclaje a las redes blockchain las hacen muy seguras, tanto su valor como las transacciones que se realizan con ellas.
- Para transferencias internacionales rápidas o acceso financiero en países sin bancos es mucho más útil y fácil de manejar que cualquier otra divisa.
Evidencia: Desde que se abandonó el patrón oro, las monedas fiduciarias ya no cuentan con un respaldo físico. Además su valor en realidad se sostiene en la confianza que pueda tener el mercado en el Estado que las emite. Por eso el Riel iraní es la divisa de menos valor de la actualidad.
Mito n.º 6: Todas las criptomonedas son lo mismo
Esta, por su propio planteamiento y lo fácil que resulta verificar su falsedad, es de primero de cuñadismo. Aquí tiene una lista de las principales criptomonedas de la actualidad y las características que las hacen especiales y distintas:
- Bitcoin (BTC). Es dinero digital descentralizado.
- Ethereum (ETH). Además de la divisa, incorpora contratos inteligentes y aplicaciones transaccionales descentralizadas.
- USBCoin (USDC). Una de las llamadas “stablecoins” vinculada a razón de 1:1 con activos estables como el dólar para reducir su volatilidad
- Tron (TRX). Red orientada a contenidos digitales y transacciones rápidas con bajas comisiones.
- Chainlink (LINK). Oráculos que conectan contratos inteligentes con datos del mundo real.
- Uniswap (UNI). Protocolo líder de intercambio descentralizado (DEX).
- Aave (AAVE). Plataforma DeFi para préstamos y créditos descentralizados.
- Ripple (XRP). Enfocada en transferencias internacionales rápidas y de bajo coste.
- Polkadot (DOT). Blockchain diseñada para la interoperabilidad entre múltiples cadenas.
- Cardano (ADA). Proyecto blockchain con enfoque en sostenibilidad y desarrollo científico.
Evidencia: Generalizar lleva a malinterpretar un sector que está en constante evolución.
Mito n.º 7: Las criptomonedas son solo hype
Una de las principales críticas de los cripto-escèpticos (por no llamarles anti-criptos o directamente carcas) es que boom cripto terminará desapareciendo. Como los pantalones de campana, las chupas de cuero o el “mulet” y los peinados terroríficos de New Kids On The Block o Sensación de Vivir. Pero échale un vistazo al look de tu hijo o sobrino adolescente y verás que las modas cada vez son menos pasajeras. El mundo no para.
Estamos hablando de un sector que ha estado siempre en continuo crecimiento: cada vez hay más infraestructura, más inversores e inversiones y la industria alrededor de las criptomonedas es dinámica, viva y, por qué no decirlo, imparable. No se trata de una alternativa al dinero a toca-teja de cuatro nerds. De ser así, no veríamos cómo experimentan y confían en el blockchain y las monedas digitales los bancos centrales, la implantación de las CBDC sería literatura de ciencia-ficcion o las grandes empresas a instituciones financieras y gobiernos no estarían apostando por ello. Y sin embargo, lo están.
Piensa en cualquier novedad. Los videojuegos, por ejemplo, y su auge en los años 80. Tuvo sus fases de euforia, desaliento, hubo revisiones, críticas furibundas, defensores a ultranza, cambios y transformaciones, pasos adelante y pasos atrás… Pero las innovaciones tecnológicas siguieron adelante de forma sostenida. ¿Quién podía pensar entonces que acabaría siendo una de las industrias más potentes, innovadoras y revolucionarias del sector del entretenimiento?
Evidencia: Si Bitcoin nació en 2009 (o sea, hace más de 15 años), ¿por qué no ha pasado de moda en vez de generar un nuevo ecosistema económico en constante crecimiento?.

Mito n.º 8: Invertir en criptomonedas es como apostar en un casino
No vamos a negar que existe volatilidad en las criptomonedas. Y como siempre hay quien se acerca a lo nuevo en busca de dinero fácil y rápido, interpretan esta volatilidad como una oportunidad para la especulación. Pero son unos pocos. No es la tendencia general y existen cada vez más usos no-especulativos de las criptomonedas. Vamos a poner algunos ejemplos. Sólo más de una docena:

Mito n.º 9: La blockchain es tan anónima que no se puede rastrear
Pues precisamente es todo lo contrario. El anonimato del blockchain no reside en la imposibilidad de rastrear las transacciones sino que precisamente asegura este rastreo. Es más fácil esconder en la sombra 5 millones de dólares en efectivo que 1 bitcoin. Los narcotraficantes no esconden su dinero en blockchain sino que lo entierran o lo guardan en una caja fuerte inexpugnable. ¿O no has visto Narcos?
La mayoría de blockchains públicas son pseudónimas y trazables: todas las transacciones quedan registradas en un libro mayor al que cualquiera puede acceder. Y sin mapa o combinación. O sin los Ocean 11.
Conclusión
Como habrás visto, los mitos y las leyendas están ligadas a las criptomonedas desde el mismo momento de su nacimiento. Y en muchas casos, las desinformación avanza inexorable como un insoportable tsunami de ignorancia y vagancia mental. Ya sea por miedo, falta de comprensión o sensacionalismo. En todo caso, piensa que igual que con Internet en los 90 (si estabas allí), esta tecnología todavía es muy nueva, está en construcción y genera dudas. Pero, igual que entonces, también es una revolución cargada de oportunidades que está ocurriendo ahora.
El tren de las 5 pasa a las 5. Así que no esparzas rumores, infórmate, contrasta, mantén una mente abierta e incluso participa con alguna App de criptomonedas como Venga.
Aviso legal: El contenido de este artículo se ofrece únicamente con fines educativos e informativos y no debe interpretarse como asesoramiento financiero ni de inversión. La interacción con la tecnología blockchain, los criptoactivos y las aplicaciones Web3 conlleva riesgos, incluido el posible riesgo de pérdida de fondos. Venga recomienda a los lectores realizar una investigación exhaustiva y comprender dichos riesgos antes de interactuar con criptoactivos o tecnologías blockchain. Para más información, consulte nuestros Términos de servicio.